Nos gusta repetir frases que suenan profundas, como si así participáramos de una verdad universal. "Nacimos demasiado temprano para explorar el universo y demasiado tarde para explorar la Tierra", decimos, como si estuviéramos atrapados en una época intermedia sin propósito. Pero ¿no vemos la ironía? Suena trillado, pero genuinamente nacimos en el único momento de la historia donde el conocimiento del mundo cabe en la palma de nuestra mano. Nos dieron todas las herramientas, y casi como un bono cósmico, nos brindaron la libertad para hacer con ellas lo que queramos.
Somos la generación que tiene acceso ilimitado a siglos de pensamiento, arte y creación humana, todo a varios clics de distancia, todo al alcance de un par de dedos. Lo curioso es que, en lugar de aprovecharlo, nos refugiamos en una nostalgia por tiempos que nunca vivimos y en un pesimismo disfrazado de romanticismo. Como si explorar el universo físico fuera la única forma válida de trascender, cuando tenemos ante nosotros un universo digital esperando a ser moldeado por quienes se atrevan.
Si la imprenta revolucionó el pensamiento humano al democratizar el acceso a las ideas, ¿qué crees que podemos lograr nosotros, la primera generación en estar “crónicamente” conectada? No somos ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Somos el ahora. Es una gran responsabilidad.
Comments