Las fogatas son la esencia de la comunidad. Nos reunimos a admirar algo tan primitivo, pero en ese acto hacemos algo poderoso y trascendente. Nos sentamos, contamos historias, socializamos, comemos y bebemos. Siempre hay alguien apasionado, dedicado a mantener la fogata viva, como si supiera que en esa llama habita la conexión.
Es tan bonito. Música existencial al ritmo del fuego crujiente, una delicia audiovisual.
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