Perdemos tiempo en el debate del estatus. Inspeccionando la situación, concluyo que es fútil el debate, debido a que solo hay una sola vía realista, moral y vital para la sobrevivencia de la nación, economía, e identidad puertorriqueña.
Empecemos con la estadidad y el cuento de nunca acabar. Primero, es ilógico pensar que una nación predominantemente anglosajona va a permitir en su unión sagrada una isla hispanoparlante en medio del Caribe. Segundo, después de más de un siglo de opresión, empobrecimiento, y adoctrinamiento para mantener el yugo colonial; sería deshonorable, indignante, y me atrevo a decir, se cae de la mata, unirnos permanentemente a la relación tóxica que representa la inminente desaparición del pueblo y la cultura puertorriqueña como la conocemos. No hay que ser un genio para ver los paralelos entre el caso de Hawaii y nuestra patria. ¿Quiénes somos para dejar a un lado la conservación de nuestra lengua, cultura y tradiciones cultivadas a través de generaciones y milenios de desarrollo histórico? Boricua, nuestros ancestros ruedan en sus tumbas. ¿Quién hubiera cruzado el Atlántico en vela para ver sus descendientes conformarse con tanta mediocridad? ¿Crees que los próceres hubieran sido grabados en los libros de historia si hubieran demostrado cobardía ante las injusticias de la vida?
Entonces, ¿cuál es la próxima fase en nuestro desarrollo histórico? Ahí entra el otro cuento de nunca acabar. El Estado Libre Asociado y el miedo a cambiar el status quo. Corillo, no somos colonia por “pena” o por la “misión civilizadora” del imperio norteamericano. Las dinámicas de poder son universales, y nuestro caso no es la excepción. Damos mucho y recibimos poquito. Damos vidas en guerras foráneas. Recibimos ciudadanía. Damos 80 billones pa’ allá. Recibimos 5 en fondos federales. No tengas duda que es un negocio redondo para el colonizador. Mas los políticos actuales al mando, poniéndoles lo que queda del país en bandeja de plata mientras la nación se desborda de candados de AirBnB’s, dejando a los locales sin vivienda accesible. Justificando la gentrificación y desplazamiento de la población nativa; es asqueroso. ¡No somos ELA por casualidad! Entonces, ¿Seremos una colonia eternamente, en las garras del destino de otra nación decadente como supervisora, en completa violación a nuestro derecho internacional a autodeterminación?
Llego a mi tercer punto y por qué pienso que nuestra única opción es la lucha por la independencia. La independencia nace del espíritu justo y noble. Aprendemos a correr bicicleta de forma lenta y eventualmente soltamos las “rueditas”. Crecemos para independizarnos de nuestros padres y empezar nuestras propias familias. Trabajamos para adquirir independencia económica. ¿Por cuál razón no adaptamos esta filosofía a nuestra política pública? ¿Por qué arrastramos retórica del siglo pasado a nuestra realidad? Toda persona profundamente anhela libertad, autonomía, y su verdad absoluta. Por primera vez, mi verdad absoluta es clara y no parece tan lejana a la vista, creo con convicción en la necesidad de confraternidad entre verdaderos hijos e hijas de la libertad.
Comments